domingo, 7 de diciembre de 2008

Soluciones para la Crisis

Habiéndose aprobado el paquete de rescate financiero, por parte del congreso de Estados Unidos, los mercados de acciones y otros tipos de deuda, continuaron en caída acelerada, abismal, estrepitosa. Es notable, inolvidable.

Lo cual es evidencia clara y cara, que en la raíz del problema, no radica en la falta de dinero; está en la falta de credibilidad.

Los indicadores de las bolsas de valores también proyectan otros valores, en este caso, abrumadora desconfianza .

El punto es que nada, ni la suma astronómica otorgada como línea de crédito, pudo frenar los retiros de los inversionistas, que ven esfumarse el producto de décadas de trabajo, por las decisiones irresponsables de los barones del dinero.

O sea, la crisis financiera tiene su origen en abusos y errores humanos y por lo tanto solventarla está al alcance de seres humanos.

Por si fuera poco, en medio del sismo financiero, se aclaró que la baja del pecio del petróleo, se debe a que los contratos de suministro son operados por financieros y no por las agencias de gobierno, lo que facilitó la especulación, vil y canalla, elevando los costos de todo.

La convocatoria de la FAO, de hace unas semanas, para buscar financiamiento para paliar la crisis alimentaria, escasamente obtuvo un poco menos de la mitad de lo proyectado, y eso que representaba una milésima parte del paquete de rescate norteamericano, como referencia simple.

Una vez más quedó claro que el factor humano complicó una solución para seres humanos. Estamos en pobreza extrema.

Entonces la verdadera crisis es de Humanismo, de falta de valores, es el más dramático de los escenarios.

Sólo las ganancias monetarias mueven a las voluntades y está tan infiltrado el problema que no sería extraño que quienes de esta experiencia se enriquecieron en todos los sentidos, ya estén tramando una nueva fechoría.

Y si es así, los bancos volverán a quebrar, en veinte o treinta años, pero volverán a quebrar, por que todo evento es resultado de una idea o de una filosofía y mientras la idea sea especular, los resultados serán los mismos.

Esperemos que como toda experiencia humana, sirva para hacernos más prudentes y menos necios.

Y la pregunta puede ser ¿Cómo superar ésta crisis?

Primero evitando los errores que la producen, para evitar ir gestando la siguiente, o sea cuidado con las especulaciones.

Segundo innovar en materia de inversiones y proyectos productivos, a salvo de los vaivenes especulativos, que acrecienten el capital, con los riesgos manejables y efectos previsibles.

Tercero estudiando al detalle cada rubro y cada giro de actividad productiva.

Sin olvidar lo que resulte de la matriz del cambio climático, que junto con las finanzas, son las dos hojas de la tijera con se está cortando el nuevo modelo de desarrollo mundial; la crisis de alimentos es una consecuencia del anterior y por lo tanto, será solventado también.

Todo está por construirse de cara al tercer milenio.

Por lo tanto hay un mar de oportunidades, esperando soluciones.

Las crisis de esta magnitud tienen también un lado positivo; al cambiar el estado de las cosas, aparecen más opciones de soluciones y nuevas necesidades también.

¿Hacia donde caminar?

¿Qué nuevos proyectos emprender?

Las respuestas son trajes a la medida y no hay recetas globales, porque la globalización posible hasta ahora, ya está casi completa.

Entonces las soluciones tienen que ser en el espacio de lo regional y en el entorno urbano, como complementos de lo global, sin negar nuevas posibilidades mundiales, ninguna.

Con confianza en nuestros valores universales, en nuestra cultura y en nuestro entorno evolutivo, podemos formular proyectos realmente viables, desempolvando el patrimonio cultural y tecnológico que ya tenemos.

De hecho quedó demostrado una vez más, que es la falta confianza la que mas afecta a cualquier proyecto, de cualquier naturaleza.

Es el capital mas escaso y el más volátil.

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