domingo, 7 de diciembre de 2008

La crisis del agua, peor que la financiera

Los estudios con más soporte técnico y veracidad, elaborados por el sistema de instituciones de la ONU, no dejan lugar a dudas, la crisis del agua puede ponernos en un verdadero vía crucis.

En los días anteriores se cubrieron las planas de los periódicos con las notas relativas al colapso financiero de las bolsas de valores, que resultaron con menos valor real, que lo establecido en documentos.

El punto es que las finanzas mundiales están en crisis, se restringirá la liquidez, los fondos en general y los créditos se desfasarán, por simple lógica operativa.

Sin embargo hay temas muy álgidos de la agenda global y nacional, como es el caso del agua, que deben tenerse en la más alta prioridad de la estrategia financiera y tecnológica, para las próximas tres décadas venideras, que se ocuparán en instrumentar los cambios institucionales y ajustes sociales, que demanda la nueva matriz de condiciones mundiales.

Sin agua limpia suficiente, ni la vida, ni proyecto alguno es viable.

No es posible aspirar a reforma o reestructuración alguna, si no sustentamos primero la vida.

Es mas simple todavía, no tiene sentido aspiración alguna, con un reducido horizonte de vida.

Durante décadas no solamente hemos usados insustentablemente los recursos naturales; hicimos de la dilución en aire, agua y suelo, el “método” favorito para deshacernos de todo tipo de residuos, o más coloquial el asunto, aplicamos la tecnología de los gatos, enterrar los desechos.

Pero ese caminito se acabó, los ecosistemas ya no aguantan mas mugre y contaminación (ecosistemas del milenio_ ONU), la atmósfera saturada de aerosoles y gases de efecto invernadero (documento del cambio climático, Semarnat) y estamos frente al reto de limpiar el agua en su totalidad para dar respuesta a la creciente demanda que representa la concentración de la humanidad en las ciudades, que por lógica no pueden ser sustentables si les falta agua.

Aumentar la producción de alimentos y de biocombustibles, ajustes por la variación climática y crecientes niveles de contaminación, sencillamente son incompatibles.

El siglo XXI, es el siglo del agua, y por lógica derivación, el siglo de la vida.

En el anterior artículo se ponderó la vida como un objetivo común, que nos puede ayudar a construir políticas públicas regionales y globales, sustentables, y hoy ,con esta breve exposición queda claro porqué.

El objetivo del milenio es la vida, o de otra manera no podemos articular acciones concertadas y dirigidas hacia la consecución de la sustentabilidad; entendida ésta como el apoyo total a la vida.

Sólo considerando la vida como el gran objetivo común, podemos diseñar todas y cada una de las estrategias que las actuales y futuras crisis, requieren para su solventación.

Sólo el cambio permanece, decían allá por la tierras de Confucio, hace siglos, y estaban en lo cierto.

Adaptabilidad es un atributo de la vida; pero requiere de agua.

Porque las soluciones para el agua requieren de todos los recursos y también de tiempo, no desperdiciemos el tiempo, porque puede llegar la circunstancia que teniendo el dinero a la mano, no podamos acomodar al clima y los ciclos hidrológicos que no se ajustan a las leyes civiles, solo obedecen a las naturales.

Podemos superar todos esos retos, si tenemos un poco de sensatez y suficiente prudencia, para prevenir un magnificado estrés hídrico.

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