viernes, 4 de julio de 2008

Política Vital

Probablemente el laboratorio químico más importante de la Tierra, se ubica en la atmósfera.
Su estudio generalizado, a escala urbana, apenas empieza, pero eso no impide que las sustancias básicas y los productos resultantes, aterricen con la ayuda de la lluvia, originando una fuente de alteración de la pureza del agua, desde antes de tocar el suelo.
Si a lo anterior agregamos, la resultante de la intervención humana (antropogénica), y los residuos propios de cada ecosistema (cuencas hídricas), podemos aproximarnos al diagnóstico básico e indispensable, para planear y desarrollar la matriz de tecnologías que nos lleven a una verdadera remediación planetaria y el restablecimiento de las condiciones aptas para la vida; la restauración del soporte de vida que es el planeta tierra.
Ciertamente es un enorme reto; que encierra superiores oportunidades de colaboración en equipo, ecuménica y global, para la consecución de acuerdos y tecnologías sustentables.
Los espacios de dialogo y concertación, ya existen, están maduros, y en evolución, por que la mejora continua es ley de vida, para la adaptación.
Es más viable adaptarse a los cambios que pretender frenarlos, nadie sobrevive nadando en contra de la corriente y menos, si se pretende enfrentar las olas, también es ley natural y la naturaleza sabe bastante de evolución.
El sistema de instituciones de la ONU, es el marco en que se puede dar el concierto de las naciones y los pueblos; a favor de la vida.
Es el parlamento global al que nos hemos referido en ocasiones anteriores, como matriz de un nuevo orden mundial, condicionada por las circunstancias que vivimos hoy.
Sólo hay una senda sustentable, resolver lo presente cimentando lo futuro. Si continuamos como hasta ahora, no puede haber futuro viable, ni sendero recomendable.
La naturaleza y la vida, ya lanzaron su convocatoria, cada país cada sociedad y todos los pueblos de la tierra, tienen la oportunidad de elegir y aportar su colaboración. Son tantas las necesidades de la vida , que cualquier colaboración, será bienvenida.
Es el momento de iniciar una gran conciliación entre el planeta, la vida y la humanidad, busquemos los equilibrios indispensables, entre las necesidades naturales y las aportaciones humanas.
Ya existen la mayoría de las herramientas científicas y tecnológicas, para construir tales equilibrios, falta conciencia social y voluntad política.
Como en éste reto no hay opciones para ignorarlo, podemos suponer que el cambio de objetivos en el rumbo de la dinámica mundial, traerá consecuencias positivas y pro activas en las políticas públicas todas.
Nuevos lineamientos se deberán incorporar en las constituciones y en las leyes generales, de cada sociedad, y en las globales también.
Si bien el cambio climático sorprendió y sacudió a comunidad científica, también es cierto que nos mostró toda la tarea por hacer y con ello la necesidad de sumar y reorientar los recursos y esfuerzos.
Nada se perdió y todo está por ganarse, pues no dejó dudas sobre la función de soporte de vida que es el planeta y confirmó que la globalización vital es una realidad que por definición aparece de la mano de la vida.
La tarea es de todos y los gobiernos nacionales e instituciones internacionales, tienen la oportunidad de abrir un dialogo permanente con las comunidades, para buscar juntos, los senderos de la pertinencia y la lógica vital, como fuente de nutrientes de las políticas publicas que permitan e impulsen el humanismo del siglo XXI.
La ONU y el panel científico internacional, ya pusieron el ejemplo, es un buen ejercicio, que mucho ayudará en los años por venir y el futuro por construir.
Estas humildes reflexiones que hoy compartimos, se apoyan en las evidencias elaboradas por la ciencia y filtradas y destiladas en la conciencia, de que el mayor valor a que podemos aspirar, es la vida.
No obstante, me declaro afecto, respetuoso y atento del sabio juicio de los lectores.

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