martes, 13 de mayo de 2008

La Revolución Mexicana del Siglo XXI

El origen de la palabra revolución se ubica como muchas otras de nuestras expresiones idiomáticas, en el latín antiguo (revolutio-omnis) y se traduce como el establecimiento renuevas reglas de convivencia y organización social.
Se quieran reconocer o no, las primeras revoluciones del siglo 21, se iniciaron en los últimos veinte años de del siglo veinte, como fue el caso de la unificación Alemana y la transformación de Rusia y de varias naciones, ex integrantes del bloque soviético.
Varias diferencias vemos hoy en el parlamento Ruso, con Vladimir Putin como primer ministro; en comparación con el parlamento que Boris Yeltsin mandó Cañonear, porque se resistían a introducir las reformas que marcaron el tránsito del socialismo de estado, a una incipiente economía de mercado.
¿Dónde quedó el Soviet Supremo?
Rusia vive su revolución y se está reorganizando para cumplir con su papel en el escenario mundial, como actor de primer orden. Desapareció el bloque socialista, no la humanidad y la cultura Rusas.
Al otro lado del atlántico, primero se conocieron los sucios manejos electorales en el año 2000 que pusieron al descubierto los puntos débiles de la que se presumía una democracia ejemplar para América Latina y el mundo; después los avionazos en la torres gemelas y en el Pentágono, iniciaron en Estados Unidos de Norteamérica, la primer etapa de la crisis que viven hoy, y la más grave y difícil de superar; la del miedo.
Lógicamente con una sociedad inserta en el miedo y con una economía sobre calentada desde la década de los ochentas, la burbuja especulativa simplemente reventó.
Desde otra faceta, la crisis financiera mundial, con la Bolsa de Valores de New York a la cabeza, evidenció muchas cosas terribles para el sistema financiero de una economía abierta en el discurso, pero intransigente en los créditos y en la imposición de sus empresas como proveedores y contratistas en cada crédito otorgado; no es por amor al arte que estados unidos sea el principal accionista del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional; las instituciones de Breton Wood, establecidas junto con la ONU, unos días después de finalizada la segunda guerra mundial.
Que las compañías inmobiliarias abultaron las capacidades reales de pago de los clientes y los precios de los inmuebles; que los bancos otorgaron créditos sin investigar y dictaminar a los solicitantes, que las compañías calificadoras de Bancos y deudas se hicieron de la vista ciega y no reportaron el riesgo de estallido financiero, que las vendedoras de acciones como Wall Street, fueron cómplices de todo lo anterior, que el sistema financiero integrado en su totalidad por empresas, terminó demorado por las propias empresas y lo inaceptable para una economía de mercado; tuvo que intervenir el gobierno para inyectar recursos fiscales donde otros llenaron sin la menor ética ni compromiso social; sus costales.
¿Esa es la esencia de Estados Unidos?
¿Dónde quedó la imagen del país de inmigrantes, amigo de la justicia y la libertad?
¿Acaso la realidad es mas contundente y rica que la imaginación puesta en sus justicieras películas de Hollywodd?
Si a lo anterior se agrega el escenario de Irak, las minas de cobre chileno que le costaron a la vida a Salvador Allende, la Isla de Grenada y tantas otras tropelías de la huestes Americanas, descubriremos que sus éxitos y triunfos económicos casi siempre estuvieron apoyados por el ejercito y la armada.
¿Entonces, cual modelo de democracia y de abierta economía de mercado presume la Casa Blanca?
Sus modelos político y económico también están en crisis y dejaran una estela difícil de borrar, sino imposible, por que pretendieron erigirse como el único modelo viable para el mundo y se ha demostrado con claridad que la certidumbre no circula por ahí.
Los alimentos convertidos en combustibles y el fantasma mundial del hambre, el cambio climático, la mega recensión económica, las economías emergentes como China y la India, y la consolidación en proceso de la Unión Europea, dotan al mundo de nuevos equilibrios y de una nueva matriz de evolución; de manera que desde esa nueva perspectiva se tendrán que ajustar los valores de operaciones mundiales, todas; en sí otra revolución.
En el caso México, vivimos, días difíciles porque nuestra democracia no se fortalece y es urgente que esto suceda, por varias razones.
Una de ellas es que los grupos recalcitrantes que se sienten despojados de bienes y haciendas desde hace 200 años, incluyendo una buena porción del clero, siguen instalados en las mismas ideas y con los mismo afanes de monopolizar el poder público; ahora acelerados por haber tenido la oportunidad de ejercer en la cúpula de las decisiones públicas y al mismo tiempo ven esfumarse y tal vez para siempre, la posibilidad de ver sus sueños hechos realidad.
Otras veces hemos dicho que el verdadero motor de cambio es el pueblo, entre otras razones, porque en él reside hoy, el supremo poder del voto.
Ocho años han bastado para que la sociedad mexicana ubique a cada uno de los actores políticos y conozca sus verdaderas acciones e intenciones.
La izquierda, en transito de organizarse como verdadero partido y superar la etapa tribal, tiene a su favor, gente con legítima trayectoria social.
La derecha está instalada en el miedo cerval a la democracia, y se dicen demócratas pero se están organizando para hacer hasta lo imposible, para continuar en el poder, olvidándose de que en la democracia también los resultados de gobierno cuentan, son indispensables y que la compra de votos pudo funcionar en una o dos ocasiones, pero la realidad se ha encargado de proyectar sus verdades, nulas oportunidades y carencias de soluciones.
Los del supuesto centro, los del Pri, que mas bien dan rebotes de banda a banda, tienen frente a sí la oportunidad de hacer algo trascendente por México; poner a nuestro país al frente de la agenda en la prioridades más altas, para ello tendrán que sacudirse una serie de lastres y vividores desde siempre, de toda la vida, y que ahora mas que nunca han demostrado estar dispuestos a vender todo, con tal de multiplicar sus fortunas de por sí incalculables.
El pri necesita una purga urgente o terminará en terapia intensiva, sin posibilidades de recuperación total en muchas décadas; es hoy o nunca.
La revolución mexicana del siglo 21 está en proceso, la decidirá el pueblo con sus votos, pero los cambios serán de tanto fondo como para considerarla más allá de una reforma a modo de los operadores del sistema.
Setenta millones de pobres con derecho a voto son mucho más de la mitad del universo de los votos y podrán impulsar a cualquier candidato y a cualquier proyecto que les convenga;
¿Quién lo va a evitar?
¿Quién puede impedir los cambios a nuestro proyecto de nación si tres cuartas partes de los mexicanos estamos en la pobreza?
¿Cómo podemos Construir un esquema de verdaderas oportunidades para todos?
¿Acaso no podemos tener gobiernos que protejan al medio ambiente y con ello la permanencia de la vida?
Un nuevo federalismo es urgente en México y es tiempo de que se instituya y se concrete.
Se requieren muchas otras reformas; mas ambiciosas y profundas que las promovidas por el senado, en el tema del estado mexicano.
¿ O acaso es tan difícil de entender que no hay argumentos válidos para controlar los votos de una sociedad pobre, en un espacio contaminado, enferma, con alto desempleo y sin oportunidades reales de mejoría en corto y largo plazo?
Quienes puedan ofrecer y cumplir con un proyecto socialmente bondadoso, que no populista y regalativo; tendrán la oportunidad participar en la construcción del país a que aspiramos, desde los puestos de elección popular.
Las condiciones están dadas y esta revolución no la para nadie, por que estamos seguros que las armas nacionales nunca se emplearán para reprimir a un pueblo que clama justicia y el cumplimiento de sus derechos.

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